Nos encontramos sin duda ante uno de los trabajos más especiales y característicos en la trayectoria discográfica de Joaquín Díaz. Movieplay editó en 1978 «Cancionero de Romances«, colección de cincuenta y dos romances organizados en cinco vinilos y agrupados, según su temática, en bíblicos, caballerescos, religiosos (piadosos y evangelios), líricos, pastoriles, animales, vulgares y de ciego, de recreación popular y novelescos. Pincha aquí para acceder a su ficha.
Los tres primeros vinilos recogían respectivamente los temas incluidos en «Romances Populares» (1976), «Romances Tradicionales» (1973) y «Romances Truculentos» (1975). Por su parte, el cuarto incluyó una selección de doce romances procedentes de otros trabajos y, por último, el quinto vinilo se grabó para la ocasión en los estudios Sonoland (Madrid).
«Cancionero de Romances» se nos muestra por tanto como el resultado del recorrido de Joaquín Díaz por numerosas localidades en busca de letra, melodía e inspiración para completar y poner en valor los romances que la tradición había legado de viva voz y que gente mayor, todavía asumiendo el papel de transmisora de canciones y narradora de historias, mantenía en la cabeza.
Más de 30 años después, concretamente en 2012, la discográfica Warner Music Spain reeditó «Cancionero de Romances«, reuniendo los cinco vinilos en una caja con tres discos compactos, y añadiendo un DVD con actuaciones de Joaquín Díaz en diferentes programas de Televisión Española de los años setenta y ochenta. Podemos ver su portada y contraportada por encima y por debajo de estas líneas, respectivamente.
La organización de los temas se modificó respecto a la edición original de 1978, quedando distribuidos de la siguiente forma (pinchando en cada uno de los títulos es posible escuchar la canción correspondiente, así como acceder a la ficha con sus principales datos):
CD 1
3.- La serrana
4.- Jesucristo en traje de pobre
5.- Romance de la infanta seducida
7.- La noble criada
10.- La esposa infiel
14.- Romance de la dama y el pastor
15.- Romance de los Reyes Magos
CD 2
6.- La mala suegra
7.- Amnón y Tamar
10.- La pobre Adela
11.- Los mozos de Monleón
13.- Las dos hermanas
15.- Me casó mi madre
16.- Romance de Mariana
CD 3
1.- La molinera y el Corregidor
2.- Delgadina
4.- Elena la hidalga
7.- Romance del estudiante de Zaragoza
10.- Romance del moro que perdió Alhama
11.- Bernal Francés
12.- El prisionero
14.- La cena
15.- El pastor y la mala madre
17.- Santa Catalina
18.- La Virgen se está peinando
19.- La Anunciación
20.- La pedigüeña
Por su parte, en el DVD se incluyen imágenes y videos de los siguientes programas (hemos enlazado once de ellos):
Luces en la noche (TVE, 1971)
1.- Along the Colorado trail
3.- Marianne
4.- Abre tu puerta
5.- Seguidillas
Luces en la noche (TVE, 1972)
6.- Durme durme
7.- Dans les prisons de Nantes
9.- My home’s across the Blue Ridge Mountains
11.- Old Aunt Dinah / Marching through Georgia
12.- Amalia Rosa
13.- The shoemaker
3 Programa 3 (TVE, 1976)
14.- A lo pesao
15.- A lo ligero
16.- Al entrar en Barcelona
17.- Povereta muchachica
Raíces profundas / Música Maestro (TVE, 1981)
18.- Presentación
19.- El ramo verde
20.- Madrugaba el conde Olinos
21.- ¿Dónde vas Alfonso XII?
22.- Por unos puertos arriba
23.- Romance, jota y seguidilla
24.- Rabeladas
Ponemos a vuestra disposición el documento con los comentarios y las letras de los 52 romances incluidos en «Cancionero de Romances», obra de Luis Díaz Viana.
El trabajo se presentó en Madrid el 24 de mayo de 2012, por la mañana en la sala Guitarte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, contando con la presencia de Ismael Fernández de la Cuesta y Luis Díaz Viana, y por la tarde en la FNAC de Callao, estando Joaquín Díaz acompañado de José Ramón Pardo y Francisco Gamarra.
Transcribimos a continuación las palabras pronunciadas por Joaquín durante el primero de los dos actos, intercalando varias fotografías de cada uno de ellos.
«Mi infancia –como si se tratara de la infancia de un niño del Siglo de Oro español– estuvo llena de romances. Gracias a la voz y al gesto de mi madre aprendí los primeros textos y melodías de este género antiguo, inagotablemente hermoso, con el que aprendieron a hablar, pensar, querer y odiar tantas mentes infantiles de nuestro país. El paso por el colegio también aportó versiones al repertorio, aunque casi todas vinieran ligadas al nombre de ilustres músicos que habían hecho para ellas unos arreglos corales que ensayábamos ilusionadamente quitándole horas al recreo.
Por fin, el trabajo de campo me descubrió, en las tempranas recopilaciones por el medio rural, formas personales de interpretar esos textos y melodías con una sencillez y una hondura que siempre me sirvieron después de inspiración. Mis primeras actuaciones, allá por los años 60, me permitieron descubrir que el romance gustaba y mucho a los públicos que me escuchaban.
El género seguía tan vivo como cada uno quisiera que estuviese y debo confesar que, al menos en lo que de mí dependía, hice todo lo posible porque lo siguiese estando: a lo largo de los años grabé en disco más de doscientos romances, compuse melodías para cantarlos después de estudiar y asimilar su estructura, difundí y alabé su arte, su contenido, su sabiduría, ante públicos de medio mundo…
Desconocía, al haberme retirado de los escenarios, hasta qué punto y con cuánta frecuencia las grabaciones que fui haciendo (y particularmente aquellas que aparecieron en una caja con cinco discos y folleto bajo el sello de Movieplay y con el título de Cancionero de Romances) calaron en un público fiel y fueron utilizadas para distraer morriñas, para aliviar nostalgias, para aprender español, para revivir infancias, para hacer más cortas y llevaderas las excursiones, para curar melancolías, para sentirse más persona, para recordar a los abuelos…
Estas y muchas más razones me han ido exponiendo quienes, por miles y miles, me han hablado en los últimos treinta años de su relación con los romances que recogí, compuse, arreglé –con la ayuda de mi hermano Luis en las adaptaciones de los textos– y canté hace cuatro décadas. ¿Se puede pedir más?».
Os ofrecemos a continuación el texto de Luis Díaz Viana incluido en la caja:
La preparación de una caja con cinco discos sobre romances, que aquí aparecen -finalmente- reunidos en nuevo soporte, creo que fue uno de los primeros trabajos de colaboración entre Joaquín y yo. La feliz idea de incluir un «corte» previo a la reinterpretación del tema -por parte de Joaquín- con las grabaciones de campo que, también a mediados de los 70, comenzábamos a realizar me parece que aporta a esta obra una especial frescura y rigor. Y ofrece, de hecho, la posibilidad al oyente de comparar las versiones originales e inspiradoras de los informantes con las mucho más elaboradas de Joaquín, sin que nadie salga perjudicado del contraste.
Por el contrario, unas y otras se complementan e incluso se diría que, por debajo de su forma final -aparentemente tan distinta-, se abrazan como hermanas. Porque Joaquín devolvió con sus interpretaciones al romancero (como también lo haría en el caso de la tradición musical sefardí) cierta «naturalidad», un no sé qué de espontáneo e íntimo. Digamos que encontró su propio sendero de juglar -entre la plaza y la corte- desde el que defender y actualizar no sólo los textos, sino también la música del romancero. Pues la música de los romances había sido -en general- bastante desdeñada en los últimos siglos, cuando en ella seguía, como en ningún otro aspecto de los mismos, latiendo la riqueza de lo local, de las gentes y lugares concretos que habían hecho posible que tales composiciones continuaran recordándose.
Y, en la voz de Joaquín, el romancero recobraría -precisamente- mucho de su épica y de su hondura popular, por más que éstas no resultaran tampoco ajenas (una vez fueran abordadas por él) al refinamiento que les confería el gusto de un artista bien individualizado. Después de escuchar las interpretaciones de Joaquín es difícil cantar estos romances tradicionales como si él no los hubiera cantado. No reconocer su impronta. Incluso no imitarlo.
Puede -así- decirse, sin exageración ni vanidad, que aquel trabajo inicial no sólo marcó un estilo inconfundible, sino que contribuyó -de una manera que ni nosotros mismos esperábamos- a revitalizar y difundir el romancero desde entonces. Las recreaciones en letra y música que hicimos de algunos temas serían cantadas por otros cantores e informantes, llegando a popularizarse dentro de la tradición oral. Volvía de ese modo al pueblo lo que surgió de él en una voz que es tierra y tiempo. Verdad antigua. Emoción y arte.
Finalmente, en el siguiente documento podéis consultar el listado de temas de esta compilación de romances, así como la letra de cada uno de ellos.
NOTA: Actualización de la entrada originalmente publicada en «Cancionero de Romances» el 28 de junio de 2012.

















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