Vídeo de septiembre en “Cancionero de Romances”. Nos situamos este mes en “Romances truculentos“, trabajo de Joaquín Díaz editado por Movieplay en 1975 (pincha aquí para acceder a su ficha), que inexplicablemente aun no había aparecido por la sección. Luis Fernández Soria es el técnico de sonido y Gonzalo de la Puerta el productor de un disco grabado en los estudios Audiofilm, en el que a nivel de instrumentación interviene únicamente el propio Joaquín (voz y guitarra). Escucharemos en concreto el tema «Blancaflor y Filomena«.
Por las orillas del río, doña Urraca se pasea
con dos hijas de la mano, Blancaflor y Filomena;
el rey moro que lo supo, del camino se volviera,
de palabra se trabaron y de amores le requiebra.
Le pidió la hija mayor, y ella le dio la pequeña
y por no ser descortés se llevó la que le diera.
Se casaron, se velaron, se fueron para su tierra;
nueve meses estuvieron sin venir a ver la suegra.
Al cabo de nueve meses, rey Turquillo vino a verla.
Bien venido, rey Turquillo; ¿qué noticia traes de mi hija?
Blancaflor buena quedaba; en días de parir está
y vengo muy encargado que vaya allá Filomena.
Filomena es muy chiquita para salir de la tierra,
pero por ver a su hermana, vaya, vaya, enhorabuena.
Montó en una yegua torda y ella en una yegua negra.
Siete leguas anduvieron sin decirse ni palabra.
De las siete pa las ocho, de amores la requiriera.
Mira que haces, rey Turquillo; mira que el diablo te tienta.
Que entre cuñados y hermanos no cabe tan gran afrenta.
Atolá de pies y manos, hizo lo que quiso de ella.
Pasó por allí un pastor, de mano de Dios viniera.
Por Dios te pido, pastor, que me escribas una letra.
Una para la mi madre, -nunca ella me pariera-,
y otra para la mi hermana -nunca yo la conociera-.
Si mucho corrió la carta, mucho más corrió la nueva;
Blancaflor cuando lo supo, con el dolor malpariera.
Y el hijo que malparió, guisolo en una cazuela
para dar al rey Turquillo a la noche cuando vuelva.
¿Qué me diste, Blancaflor, qué me diste para cena?
De lo que hay que estamos juntos, nunca tan bien me supiera.
Sangre fue de tus entrañas, gusto de tu carne mesma;
pero mejor te sabrían los besos de Filomena.
¿Quién te lo dijo, traidora? ¿Quién te lo fue a decir, perra?
Con esta espada que traigo, te he de cortar la cabeza.
Madres, las que tienen hijas, que las casen en su tierra,
que yo, para dos que tuve, -la fortuna lo quisiera-
una murió maneada, la otra de amores muriera.
Recuerdo, finalmente, que esta sección está abierta a vuestras sugerencias y aportaciones, sobre todo a la hora de elegir los próximos temas. Espero vuestras peticiones, que serán atendidas por riguroso orden de recepción. Podéis hacerlas como comentario a esta o cualquier otra entrada del blog o mediante nuestra dirección de correo electrónico (cancioneroderomances@gmail.com)





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