LA OTRA MÚSICA (1996)

De izquierda a derecha, Joaquín Díaz, Javier Sánchez Tabernero, miembro de la junta directiva de la Asociación de Amigos de la Fundación Joaquín Díaz, y la cantante francesa Equidad Barès, reunidos con ocasión del IV Ciclo «La otra música», celebrado en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid los días 6, 7, 8 y 11 de marzo de 1996.

«En el mundo de hoy, y en particular en nuestra sociedad, la música extiende su influencia a tantos campos que el silencio queda, cada vez más, asediado en su torre incógnita, aislado y casi inalcanzable. La música se nos presenta como un ejercicio profesional realizado para el deleite de espíritus refinados, para servir de soporte rítmico a desahogos corporales, para sustituir a las banderas enarboladas en otros tiempos en defensa de una idea, para, en fin, identificarnos con unas raíces o con una filosofía, defendiendo un sistema de vida. Y ahí, más cercana a ese silencio reparador, está esa «otra música» que comunica de corazón a corazón; esa música en la que la voz o el instrumento están en condiciones de transmitir con aptitudes especiales todo aquello en lo que sólo interviene el sentimiento. Esa es la música que este ciclo defiende con denuedo y por la que apuesta año tras año. Ni mejor ni peor, simplemente, «la otra Música».

Joaquín Díaz (1996)

«Habiendo optado por ofrecer cantos y músicas tradicionales, Equidad Barés no se conforma con ser el fiel reflejo del pasado, ni con armonizar su voz con aquella de entonces, ni tampoco con seguir paso a paso un itinerario ya trazado y ahora familiar. Su rechazo a caer en esta tentación, le lleva en numerosas ocasiones por caminos llenos de obstáculos, de turbulencias extrañas o sombrías.

De esta manera, Equidad construye su propio camino. Combina a la perfección las culturas judía, árabe, gitana, celta y visigoda, proponiéndonos un auténtico viaje de aprendizaje, esmaltado de etapas llenas de color, de connotaciones afectivas y de evocaciones íntimas.

Equidad afirma que, lejos de ser anticuada o estereotipada como se pudiera pretender, la tradición sigue siendo para ella, ese fragmento esencial del mito pasado unido al presente. Le gusta decir y repetir que la música tradicional no es una lengua muerta, sacralizada y venerada, con instrumentos arcaicos, sino que constituye un modo popular de expresión y de comunicación infinitamente valioso y perfectamente adaptado a las mentalidades contemporáneas y en constante evolución.

Si el artista demuestra que la obra musical puede ser escrupulosamente recreada tal y como se concibió inicialmente, se compromete a volver a darle vida dentro de una interpretación siempre personal que no se conforma con reproducir lo escrito o la transmisión oral, ni con buscar con tenacidad las huellas de las memorias olvidadas.

Equidad ve en el crisol de las tradiciones una fuente inagotable de inspiración, soporte privilegiado de creatividad que favorece nuestro encuentro con el canto original que se elabora y brota en la segura improvisación. Este diálogo consigo misma, riesgo supremo y delicioso para algunos funámbulos de la voz. No acepta estructuras cerradas, apremiantes, evocaciones brillantes, arabescos fastuosos, ni fascinantes sugestiones.

Consciente del espíritu pero reservándose el derecho de la libre interpretación como la facultad de componer «a su manera» luminosos mosaicos, Equidad, con talento y generosidad se otorga el derecho de requerir nuestra atención, de sorprendernos, de convencernos, de encantarnos con la magia de una voz soberbia, imprevisible y calurosa, audaz y maravillosamente natural, forjada con olvidados acentos, a menudo inesperados, a veces prodigiosos pero siempre emocionantes.

Porque ella nos ofrece sin rodeos, en un soplo excepcional una sorprendente convicción, una suntuosa belleza, su intacta sensibilidad.

Joaquín Díaz (1996)

Aprovechamos la coyuntura para ofreceros la posibilidad de escuchar «Los quintos«, tema interpretado por Barès e incluido en su disco «Mes Espagnes» (1995).

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